domingo, 5 de enero de 2020

DIARIO Tema 8


Metodología en la enseñanza de lenguas extranjeras
Durante las últimas sesiones de esta asignatura el alumnado llevó a cabo diversas presentaciones sobre temas propuestos por ambos docentes, Gonzalo Constenla Bergueiro y Carla Bouzada Jabois. Para este comentario he escogido centrarme en aquellas presentaciones relacionadas con algunos de los métodos de enseñanza que se pueden aplicar pare el aprendizaje de las lenguas extranjeras.
Cuando el profesorado se enfrenta a la decisión de cómo es posible optimizar el proceso de enseñanza-aprendizaje en el aula, la metodología es, en mi opinión, la herramienta más útil en su poder para lograr el éxito deseado y que así el alumnado logre alcanzar aquellos objetivos y competencias marcadas en la programación didáctica. Los métodos que pasaré a comentar a continuación pueden convivir y ser utilizados en las circunstancias que mejor lo requiera. De este modo, la combinación adecuada de diferentes enfoques metodológicos enriquece el proceso educativo y puede resultar una estrategia beneficiosa, siempre y cuando se aplique de manera coherente y como soporte a un plan educativo bien estructurado y organizado, que huya del uso automático y desmotivado de ciertas modas didácticas y pedagógicas en las que el profesorado parece caer de vez en cuando.
El método más antiguo fue el presentado por Lucía Portabales, y es el denominado gramática-traducción, o también tradicional. Utilizado de manera casi exclusiva durante más de dos siglos, se centra primordialmente en la escritura, memorización y repetición de estructuras gramaticales y vocabulario. Se caracteriza por su falta de conexión con el entorno real de la lengua meta, lo cual lo convierte en una estrategia didáctica insuficiente y probablemente ineficiente, si es utilizado como el único método de enseñanza propuesto a un alumnado que hoy en día requiere altas dosis de motivación y estimulación casi imposibles de fomentar a través de monótonas repeticiones y el desarrollo de ejercicios descontextualizados que no refleja aspectos de la vida real. La fijación exclusiva de este método en la adquisición de la competencia lingüística ignora la verdadera finalidad que impulsa el aprendizaje de las lenguas: el lograr comunicarnos de manera adecuada y efectiva en contextos reales y prácticos, que como sabemos requiere que los discentes sean algo más que expertos en gramática y léxico. Es precisamente este aspecto funcional de la lengua el que vertebra el método comunicativo, o directo, comentado por Carla Portela, en el que prima la oralidad y que otorga al alumnado un papel activo y participativo en su aprendizaje, involucrado en la búsqueda de soluciones a problemas de comunicación reales y contextualizados. El papel del profesorado, aunque de gran importancia, se aleja de la clase magistral que era habitual hasta entonces, para pasar a realizar la función de orientador y coordinador. 


El método expuesto por Noemí Soto fue el Aprendizaje Basado en Proyectos, o ABP. Esta es, junto con la anterior, una de las metodologías de aprendizaje más populares actualmente en las aulas. Cuentan además con muchos aspectos en común, como por ejemplo el alto grado de participación del alumnado, su fuerte vínculo con las situaciones de la vida real, el desarrollo de la cooperación activa en grupos y el papel de guía que asume el profesorado en su puesta en marcha. Esta metodología plantea el conocimiento como un proceso de investigación en el que el docente plantea una situación de aprendizaje, a partir de la cual el alumnado indaga y gestiona sus recursos en la búsqueda de soluciones adecuadas. De esta manera se logra un aprendizaje significativo basado en situaciones y problemas reales, que requiere la puesta en práctica de varias competencias clave de manera simultánea. Por último, Raquel Martínez introdujo el método silencioso, popular a principios de la década de los setenta y del cual yo desconocía su existencia. Lo que más me impactó de esta técnica es precisamente que la enseñanza de una lengua requiera el silencio del profesorado, ya que este debe intentar hablar lo menos posible para así facilitar el aprendizaje del alumnado. Con gran escepticismo escuché las explicaciones que ofrecía Raquel a lo largo de su presentación, y a pesar de su gran trabajo al exponer este inusual método, tuve dificultad en imaginar cómo es posible corregir fallos de pronunciación si no es, precisamente, haciendo uso del habla. Como ya sucedía en el método comunicativo y el ABP, el protagonismo recae en el alumnado, pero este debe ahora trabajar individualmente, haciendo uso de material específico, como tablas y regletas de colores, para lograr a través del descubrimiento alcanzar los objetivos que se le plantean y resolver aquellos problemas con los que se encuentre. El profesorado participará lo menos posible y, cuando sea posible, utilizará gestos para corregir los fallos que surjan.

En conclusión, son muchos los factores que debemos tener en cuenta a la hora de decantarnos por una u otra metodología para la enseñanza de lenguas, o de cualquier otra materia. Esto no es siempre tan fácil como hacer un uso reiterado y monótono del mismo método sin dar opción a experimentar con otras alternativas disponibles, sea bien por desconocimiento de los mismos, por pereza o aprensión. En realidad, sería conveniente que considerásemos y aplicásemos aquella técnica didáctica que creamos más adecuada para cada objetivo propuesto, sin despreciar ni favorecer en exceso ninguna de las opciones a nuestra disposición. Así por ejemplo, aunque los métodos gramática-traducción y silencioso puedan parecer a primera vista anticuados y contrarios a una educación activa y participativa como la que se propugna hoy en día en las aulas, lo cierto es que su puesta en práctica de manera puntual puede ser beneficiosa si los enfocamos adecuadamente hacia aquellos aspectos del proceso enseñanza—aprendizaje que requieran sus características, como por ejemplo la memorización de vocabulario y estructuras gramaticales,  o la capacidad de resolver problemas individualmente.

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