miércoles, 11 de diciembre de 2019

Comentario Tema 4


En el tema 4 “Los niveles de referencia de aprendizaje de lenguas y el desarrollo de competencias” hemos hecho un recorrido por las distintas competencias que una persona debe desarrollar y poner en práctica durante el proceso de aprendizaje de una lengua. Dentro de ellas, debemos distinguir entre las competencias generales, no relacionadas directamente con el uso de la lengua pero que sin duda pueden resultar de utilidad, y las competencias comunicativas, sin las cuales no podemos producir textos adecuados a las situaciones en las que nos encontramos. Ambos tipos de competencias están vinculados con el enfoque orientado a la acción que adopta el MCER, el cual las describe con amplitud en los puntos 2.1.1. y 2.1.2. Dentro de estas últimas competencias se encuentran el componente sociolingüístico, y en él me gustaría centrar este comentario, ya que, en mi opinión se trata de manera descuidada y superficial, casi a modo de anécdota en el proceso enseñanza-aprendizaje de las lenguas extranjeras, y acaba por no recibir la importancia que merece por parte del profesorado y el alumnado.



Normalmente la enseñanza de los idiomas se centra fundamentalmente en desarrollar la competencia lingüística del alumnado. Como es obvio, esta es una competencia sin la cual no podríamos construir un mensaje de manera acertada, ya que para ello es necesario conocer las normas de la lengua en cuestión con el fin de que los textos que produzcamos sean gramaticalmente adecuados. Pero, ¿qué pasa si el texto es lingüísticamente correcto pero aun así inapropiado por el contexto en el que se emite? Tomando una vez más al MECR y su enfoque centrado en la acción como punto de partida, sabemos que quienes hacen uso de una lengua son considerados agentes sociales. Esto es lo mismo que decir que, como parte de una sociedad,  interactuamos con otros miembros de la misma a través del lenguaje y que necesitamos entender el contexto social en el que nos encontramos para lograr producir un mensaje adecuado a la situación. Así pues, es importante que tengamos en cuenta, además de la gramática, el vocabulario y la pronunciación, aspectos como el registro, las normas culturales, las convenciones sociales, etc. durante los actos de habla.



En mi experiencia, la falta de atención a estos factores puede provocar que la comunicación se vea entorpecida, e incluso que no logremos integrarnos socialmente. Todos sabemos que para formar parte activa de la sociedad debemos amoldarnos a las situaciones que se nos presentan, adecuar nuestro registro a la situación comunicativa y hacer uso de estrategias de adaptación apropiadas. Cuando esto no sucede se produce un fallo en la comunicación que puede dejar en desventaja a quien no conoce ciertos factores a tener en cuenta como, por ejemplo, las normas sociales o el registro lingüístico. Pongamos en el caso de un contexto laboral en el cual debemos dirigirnos a un cliente enfadado, en español seguramente le trataríamos con el vocativo de cortesía, respeto o distanciamiento “usted”. Pero, ¿qué pasaría si en inglés decidiésemos utilizar su equivalente en inglés “sir”? Pues que, dependiendo del tono de voz y entonación que utilicemos, es posible que nuestro cliente se calme y se sienta apreciado, o que se ofenda y acabe enfadándose más, y eso si es que no nos encontramos en el sureste de los Estados Unidos de América, donde su uso tiene otra serie  de connotaciones. Otro ejemplo clásico es el archiconocido uso y abuso de palabras como “sorry”, “please” and “thank you” que, aunque utilizadas de manera repetitiva hasta la saciedad, en cualquier tipo de contexto y aparentemente de forma aleatoria, son necesarias para no quedar como un maleducado. Hay muchas situaciones del día a día en las que el uso de la expresión correcta o incorrecta podrá hacer que nos sintamos más o menos bienvenidos y aceptados en entorno social que nos rodea. Para lograr esta integración debemos modificar nuestro discurso a través de estrategias que nos permitan adaptarnos  al contexto comunicativo en el que nos encontramos.



Así que mi pregunta es ¿hasta qué punto podemos considerar que nos comunicamos bien en un idioma si solo tenemos en cuenta la gramática y el vocabulario del mismo? En mi opinión y experiencia, cuando un hablante es capaz de conectar con el grupo social con el que se relaciona sabiendo reconocer y utilizar los factores sociolingüísticos adecuados, como son los cambios de registro, las expresiones idiomáticas y coloquiales, sus posibilidades de transmitir mensajes de forma efectiva son más altas que si se limita a un uso académicamente correcto del idioma.


Para concluir, creo que sin duda uno de los motivos por los que la competencia sociolingüística es tan difícil de alcanzar es el método de memorización con el que estamos acostumbrados a estudiar un idioma en el sistema educativo español. Si cambiásemos esto y fomentásemos  el uso de la literatura, el cine y la televisión como parte de la metodología didáctica, para poner en contacto al alumnado con situaciones de la vida real, así como el uso del idioma en el aula en situaciones prácticas del día a día, lograríamos que los aspectos socioculturales se integrasen en el proceso de aprendizaje de la lengua y estaríamos en el buen camino hacia la inmersión lingüística.



1 comentario:

Raquel Paz dijo...

Hola, Mila.

No podría estar más de acuerdo con tu enfoque. Como bien dices, el sistema de memorización, así como el trato de la gramática o el libro de texto como eje central de la actividad desarrollada en el aula de lengua extranjera, solo seguirá contribuyendo a la desmotivación del alumnado y el rechazo hacia la materia. Y al fin y al cabo, el aprendizaje de una lengua es arbitrario.

Al igual que tú, considero que es necesario, como establece el MCER, aplicar un enfoque orientado en la acción, con objetivos reales y estimulantes para los y las estudiantes, con simulaciones, role-playing, o la utilización de películas. Justo acaba de venirme a la mente Harry Potter, donde nuestro estudiantado podría observar, por ejemplo, cómo un alumnado británico de secundaria se dirige al profesorado empleando los términos de cortesía que mencionas en tu entrada.

Además, la competencia sociolingüística amplía nuestra perspectiva social y fomenta la reflexión y la identificación de registros e incluso lenguaje discriminatorio, permitiéndonos entender qué elementos podemos omitir y modular con el fin de comunicarnos de manera respetuosa, aumentando nuestras posibilidades de obtener la respuesta deseada en un contexto determinado.

Me ha encantado la entrada, no puede esperar a la próxima.