En el tema 4 “Los
niveles de referencia de aprendizaje de lenguas y el desarrollo de competencias”
hemos hecho un recorrido por las distintas competencias que una persona
debe desarrollar y poner en práctica durante el proceso de aprendizaje de una
lengua. Dentro de ellas, debemos distinguir entre las competencias generales,
no relacionadas directamente con el uso de la lengua pero que sin duda pueden
resultar de utilidad, y las competencias comunicativas, sin las cuales no
podemos producir textos adecuados a las situaciones en las que nos encontramos.
Ambos tipos de competencias están vinculados con el enfoque orientado a la
acción que adopta el MCER, el cual las describe con amplitud en los puntos
2.1.1. y 2.1.2. Dentro de estas últimas competencias se encuentran el componente sociolingüístico, y en él me
gustaría centrar este comentario, ya que, en mi opinión se trata de manera
descuidada y superficial, casi a modo de anécdota en el proceso
enseñanza-aprendizaje de las lenguas extranjeras, y acaba por no recibir la importancia
que merece por parte del profesorado y el alumnado.
Normalmente la enseñanza de los idiomas se centra fundamentalmente
en desarrollar la competencia lingüística del alumnado. Como es obvio, esta es
una competencia sin la cual no podríamos construir un mensaje de manera acertada,
ya que para ello es necesario conocer las normas de la lengua en cuestión con
el fin de que los textos que produzcamos sean gramaticalmente adecuados. Pero,
¿qué pasa si el texto es lingüísticamente correcto pero aun así inapropiado por
el contexto en el que se emite? Tomando una vez más al MECR y su enfoque centrado
en la acción como punto de partida, sabemos que quienes hacen uso de una lengua
son considerados agentes sociales. Esto es lo mismo que decir que, como parte
de una sociedad, interactuamos con otros
miembros de la misma a través del lenguaje y que necesitamos entender el
contexto social en el que nos encontramos para lograr producir un mensaje
adecuado a la situación. Así pues, es importante que tengamos en cuenta, además
de la gramática, el vocabulario y la pronunciación, aspectos como el registro,
las normas culturales, las convenciones sociales, etc. durante los actos de
habla.
En mi experiencia, la falta de atención a estos factores
puede provocar que la comunicación se vea entorpecida, e incluso que no logremos
integrarnos socialmente. Todos sabemos que para formar parte activa de la
sociedad debemos amoldarnos a las situaciones que se nos presentan, adecuar
nuestro registro a la situación comunicativa y hacer uso de estrategias de
adaptación apropiadas. Cuando esto no sucede se produce un fallo en la
comunicación que puede dejar en desventaja a quien no conoce ciertos factores a
tener en cuenta como, por ejemplo, las normas sociales o el registro lingüístico. Pongamos en el
caso de un contexto laboral en el cual debemos dirigirnos a un cliente
enfadado, en español seguramente le trataríamos con el vocativo de cortesía,
respeto o distanciamiento “usted”. Pero, ¿qué pasaría si en inglés decidiésemos
utilizar su equivalente en inglés “sir”? Pues que, dependiendo del tono de voz
y entonación que utilicemos, es posible que nuestro cliente se calme y se
sienta apreciado, o que se ofenda y acabe enfadándose más, y eso si es que no
nos encontramos en el sureste de los Estados Unidos de América, donde su uso
tiene otra serie de connotaciones. Otro
ejemplo clásico es el archiconocido uso y abuso de palabras como “sorry”, “please” and “thank you” que,
aunque utilizadas de manera repetitiva hasta la saciedad, en cualquier tipo de
contexto y aparentemente de forma aleatoria, son necesarias para no quedar como
un maleducado. Hay muchas
situaciones del día a día en las que el uso de la expresión correcta o incorrecta
podrá hacer que nos sintamos más o menos bienvenidos y aceptados en entorno
social que nos rodea. Para lograr esta integración debemos modificar nuestro
discurso a través de estrategias que nos permitan adaptarnos al contexto comunicativo en el que nos
encontramos.
Así
que mi pregunta es ¿hasta qué punto podemos considerar que nos comunicamos bien
en un idioma si solo tenemos en cuenta la gramática y el vocabulario del mismo?
En mi opinión y experiencia, cuando un hablante es capaz de conectar con el
grupo social con el que se relaciona sabiendo reconocer y utilizar los factores
sociolingüísticos adecuados, como son los cambios de registro, las expresiones
idiomáticas y coloquiales, sus posibilidades de transmitir mensajes de forma efectiva
son más altas que si se limita a un uso académicamente correcto del idioma.
Para
concluir, creo que sin duda uno de los motivos por los que la competencia
sociolingüística es tan difícil de alcanzar es el método de memorización con el
que estamos acostumbrados a estudiar un idioma en el sistema educativo español.
Si cambiásemos esto y fomentásemos el
uso de la literatura, el cine y la televisión como parte de la metodología didáctica,
para poner en contacto al alumnado con situaciones de la vida real, así como el
uso del idioma en el aula en situaciones prácticas del día a día, lograríamos
que los aspectos socioculturales se integrasen en el proceso de aprendizaje de
la lengua y estaríamos en el buen camino hacia la inmersión lingüística.
1 comentario:
Hola, Mila.
No podría estar más de acuerdo con tu enfoque. Como bien dices, el sistema de memorización, así como el trato de la gramática o el libro de texto como eje central de la actividad desarrollada en el aula de lengua extranjera, solo seguirá contribuyendo a la desmotivación del alumnado y el rechazo hacia la materia. Y al fin y al cabo, el aprendizaje de una lengua es arbitrario.
Al igual que tú, considero que es necesario, como establece el MCER, aplicar un enfoque orientado en la acción, con objetivos reales y estimulantes para los y las estudiantes, con simulaciones, role-playing, o la utilización de películas. Justo acaba de venirme a la mente Harry Potter, donde nuestro estudiantado podría observar, por ejemplo, cómo un alumnado británico de secundaria se dirige al profesorado empleando los términos de cortesía que mencionas en tu entrada.
Además, la competencia sociolingüística amplía nuestra perspectiva social y fomenta la reflexión y la identificación de registros e incluso lenguaje discriminatorio, permitiéndonos entender qué elementos podemos omitir y modular con el fin de comunicarnos de manera respetuosa, aumentando nuestras posibilidades de obtener la respuesta deseada en un contexto determinado.
Me ha encantado la entrada, no puede esperar a la próxima.
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